Perdón citas y frases
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Veo el bien en las personas, y creo en el perdón.
El perdón es un regalo que te das a ti mismo.
Nada inspira al perdón como la venganza.
Yo pienso que existen diferentes niveles de perdón.
El perdón es una cosa divertida: calienta el corazón y refresca la picadura.
Siento que la falta de perdón, la amargura y el resentimiento bloquean el flujo de las bendiciones de Dios en la vida.
Si hay ocasiones en las que mi uva se convierte en una pasa y mi campanilla pierde su resonancia, por favor, perdóname. Culpa a mi cabeza y no a mi corazón.
No habría ninguna necesidad de amor si la perfección fuese posible. El amor surge de nuestra imperfección, de que somos diferentes y siempre necesitados de perdón, aliento y de que nos falta la mitad de nosotros mismos y que siempre la estamos buscando, como dice el mito griego, para lograr completarnos a nosotros mismos.
Intensifico mi experiencia de Dios a través de la oración, la meditación y el perdón.
El perdón a los heridos pertenece; pero ellos nunca perdonan a quien ha hecho mal.
Es una buena regla en la vida nunca pedir perdón. El tipo de gente correcta no quiere recibir disculpas y los incorrectos se aprovechan de ellas.
La ira engendra más ira, y el perdón y el amor conducen a más perdón y amor.
La ira ventilada a menudo avanza hacia el perdón; la ira encubierta a menudo se endurece en venganza.
No pido perdón a las personas que intentan intimidar.
Pedir perdón es sentar las bases para una ofensa futura.
Una vez seriamente pensé en abrazar la fe cristiana. La suave figura de Cristo, tan lleno de perdón que él enseñó a sus seguidores a no tomar represalias cuando abusado o golpeado, sino a poner la otra mejilla — yo pensé que era un bello ejemplo del hombre perfecto.
El perdón es una virtud del valiente.
El perdón es la remisión de los pecados. Pues es por esto que lo que se ha perdido y fue encontrado, se salva de estar perdido otra vez.
Doy gracias al Señor por el gran principio de arrepentimiento y perdón.
El beneficio total del perdón del pecado mediante la expiación del Salvador empieza con el arrepentimiento y el bautismo y luego se expande al recibir el Espíritu Santo.