Citas de Marcus Tullius Cicero
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Dulce es el recuerdo de los problemas pasados.

La autoridad de los que enseñan es a menudo un obstáculo para aquellos que quieren aprender.

Los oradores son más vehementes cuando su causa es débil.

En la medida en que la mente es más fuerte que el cuerpo, así son los males contraídos por la mente más severos que los contraídos por el organismo.

La precipitación pertenece a la juventud; la prudencia a la tercera edad.

Debemos concebir este universo como un estado libre del cual tanto los dioses como los hombres son miembros.

La naturaleza ha sembrado en nuestras mentes un insaciable deseo de ver la verdad.

Quítale a una persona su reputación de probidad y mientras más astuta y lista sea, más odiada y desconfiada se vuelve.

Una habitación sin libros es como un cuerpo sin alma.

La libertad es una propiedad de valor inestimable.

Un amigo es, por así decirlo, un segundo yo.

La reputación de todo hombre procede de los de su propia casa.

Nadie puede darte consejos más sabios que tú mismo.

El odio es la rabia inveterada.

La edad avanzada: la corona de la vida, el último acto de nuestra obra.

Nada es tan vigorosamente fortificado que no pueda ser comprado.

Que feo bestia el mono, y que tan parecido a nosotros.

Entre más noble sea un hombre, más difícil es para él sospechar de la inferioridad de los demás.

Hasta cierto punto, comparo la esclavitud a la muerte.

El conocimiento que esté divorciado de la justicia, puede llamarse la astucia en lugar de la sabiduría.