Citas de Ellen G. White

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No abandones la oración secreta, porque es el alma de la religión.

117

Cristo arranca la pared de partición, el amor propio, el prejuicio de la nacionalidad que nos divide y enseña un amor para toda la familia humana.

55

Dios requiere de ti que como individuo que llegues hasta el punto, que hagas una entrega completa. No puedes servir a Dios y a Mamón.

41

Trata fielmente y con la verdad a tu propia alma.

44

Las masas rechazarán cualquier teoría, aunque pueda ser razonable, si establece una restricción sobre el apetito.

35

Veo incomparable encanto en Jesús. Veo en Él todo lo deseado por los hijos de los hombres.

31

Una vida cristiana consagrada siempre es desprender luz, comodidad y tranquilidad.

35

El ojo de Dios no duerme. Conoce cada pecado que se esconde del ojo de los humanos.

35

Todas las riquezas del mundo no tienen suficiente valor como para redimir a un alma diabólica.

24

Aquellos que se dedican a las diversiones; aquellos que aman la sociedad de los amantes del placer, tienen una aversión a ejercicios religiosos.

19

Ligereza, bromear y chansear, sólo puede consentirse a expensas de la aridez del alma y la pérdida del favor de Dios.

21

Dios es amor y su ley es amor. Sus dos grandes principios son el amor a Dios y el amor al hombre.

38

El Evangelio es un mensaje de paz. El Cristianismo es un sistema que, recibido y obedecido, extendería la paz, la armonía y la felicidad por toda la tierra.

26

La generosidad verdadera es con mucha frecuencia devorada por la prosperidad y la riqueza.

16

Las palabras de la Biblia — solo las de la Biblia — deben oírse desde el púlpito.

31

Jesús solo limpia del pecado; Sólo Él puede perdonar nuestras transgresiones.

17

Los ministros elegidos por Dios participan en una gran obra. Están combatiendo no sólo contra los hombres, sino contra Satanás y sus ángeles.

24

Satán sabe bien que el éxito sólo puede asistir al orden y a la acción armoniosa. Él sabe bien que todo lo conectado con el Cielo está en orden perfecto.

16

Es un deber religioso para aquellos que cocinan el aprender a preparar la comida de diferentes maneras, de manera higiénica, para la mesa, para que puedan ser consumidas con alegría.

11

Las hermanas cristianas en ningún momento deben vestirse de forma extravagante, sino siempre vestirse de manera tan limpia, modesta y saludable como le permita su trabajo.

25

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