Citas de Ellen G. White

No abandones la oración secreta, porque es el alma de la religión.

Cristo arranca la pared de partición, el amor propio, el prejuicio de la nacionalidad que nos divide y enseña un amor para toda la familia humana.

Trata fielmente y con la verdad a tu propia alma.

Dios requiere de ti que como individuo que llegues hasta el punto, que hagas una entrega completa. No puedes servir a Dios y a Mamón.

Dios es amor y su ley es amor. Sus dos grandes principios son el amor a Dios y el amor al hombre.

Una vida cristiana consagrada siempre es desprender luz, comodidad y tranquilidad.

Las masas rechazarán cualquier teoría, aunque pueda ser razonable, si establece una restricción sobre el apetito.

El ojo de Dios no duerme. Conoce cada pecado que se esconde del ojo de los humanos.

Las palabras de la Biblia — solo las de la Biblia — deben oírse desde el púlpito.

Veo incomparable encanto en Jesús. Veo en Él todo lo deseado por los hijos de los hombres.

El Evangelio es un mensaje de paz. El Cristianismo es un sistema que, recibido y obedecido, extendería la paz, la armonía y la felicidad por toda la tierra.

Las hermanas cristianas en ningún momento deben vestirse de forma extravagante, sino siempre vestirse de manera tan limpia, modesta y saludable como le permita su trabajo.

Los ministros elegidos por Dios participan en una gran obra. Están combatiendo no sólo contra los hombres, sino contra Satanás y sus ángeles.

Todas las riquezas del mundo no tienen suficiente valor como para redimir a un alma diabólica.

Ligereza, bromear y chansear, sólo puede consentirse a expensas de la aridez del alma y la pérdida del favor de Dios.

Aquellos que se dedican a las diversiones; aquellos que aman la sociedad de los amantes del placer, tienen una aversión a ejercicios religiosos.

Jesús solo limpia del pecado; Sólo Él puede perdonar nuestras transgresiones.

Satán sabe bien que el éxito sólo puede asistir al orden y a la acción armoniosa. Él sabe bien que todo lo conectado con el Cielo está en orden perfecto.

La generosidad verdadera es con mucha frecuencia devorada por la prosperidad y la riqueza.

En Cristo se unieron lo humano y lo divino. Su misión fue reconciliar a Dios con el hombre, y al hombre con Dios; para unir lo finito con lo infinito.