Citas de Phyllis Diller

Quería ser yo, totalmente yo. Cuanto más yo, mejor. Instintivamente lo sabía, y tenía razón.

Mi receta para lidiar con la ira y la frustración: ajustar el temporizador de la cocina por veinte minutos, gritar, quejarme y delirar, y al sonido de la alarma, tranquilizarme y continuar con mis cosas como de costumbre.

Estoy atrasado dieciocho años en mi planchado.

Quiero que mis hijos tengan todas las cosas que yo no me pude permitir. Y después quiero vivir con ellos.

Hay tan poco dinero en mi cuenta bancaria que mis cheques con diseño muestran un gueto.

Te veas como te veas, cásate con un hombre de tu propia edad — a medida que tu belleza se desvanezca, también lo hará su vista.

Pasamos los primeros doce meses de vida de nuestros hijos enseñándoles a caminar y hablar y los siguientes doce diciéndoles que se sienten y se callen.

Mi padre solía llamarme la hiena riente.

Lo que no me gusta acerca de las fiestas navideñas de oficina es estar buscando un trabajo al día siguiente.

La vejez es cuando las manchas del hígado se muestran a través de los guantes.

Mi propia risa es lo real y la he tenido toda mi vida.

Le pregunté al camarero: "¿Es fresca esta leche?" Dijo: "Señora, hace tres horas era hierba".

La razón por la que las mujeres no juegan fútbol es porque once de ellas nunca usarían el mismo atuendo en público.

Nuestro perro murió al lamer nuestra foto de boda.

Cocino tan mal que mis hijos pensaban que el Día de Acción de Gracias era para conmemorar Pearl Harbor.

Nunca te vayas a la cama enojado. Quédate despierto y lucha.

Las tareas domésticas no pueden matarte, pero ¿por qué arriesgarse?

Te enteras de que estás viejo cuando alguien te felicita en tus zapatos de piel de cocodrilo, y estás descalzo.

Apunta a lo alto, y no te dispararás el pie.

Una sonrisa es una curva que pone todo recto.