Citas de Emily Dickinson

No sabiendo cuando llegará el amanecer, abro todas las puertas.

Si la fama me perteneciera, no podría escapar de ella. Si no me perteneciera, me pasaría largos días persiguiéndola, y hasta la aprobación de mi perro me abandonaría entonces. Prefiero mi rango raso.

Los perros son mejores que los seres humanos porque lo que saben, no lo cuentan.

Dios no es tan cauteloso como nosotros, Si así fuera, no nos daría amigos, ¡no fuera cosa que lo olvidáramos! De vez en cuando, temo reconocerlo, los encantos del cielo del más allá son reemplazados por el cielo que tenemos a mano.

No me gusta el hombre que desperdicia la vida por la fama; dame el hombre que se hace un nombre viviendo.

La naturaleza es nuestra madre mayor; no hará ningún daño.

Un ciervo herido salta más alto.

Si leo un libro y hace que todo mi cuerpo sea tan frío que ni fuego puede jamás calentarme, sé que es poesía.

Vivir es tan sorprendente que deja poco tiempo para algo más.

Espero que ames los pájaros también. Es económico. Salva ir al cielo.

El comportamiento es lo que hace un hombre, no lo que piensa, siente o cree.

El cerebro es más ancho que el cielo.

El alma siempre debe quedarse abierta, lista para recibir la experiencia del éxtasis.

La fortuna es amiga del osado.

Yo habito en la posibilidad.

Encuéntrale el gozo a la vida; el mero sentido de vivir alegra lo suficiente.

Yo soy nadie, ¿quién eres tú?.

Amar es tan sorprendente que nos deja poco tiempo para nada más.

El decir nada... a veces habla más.

Que nunca vendrá de nuevo es lo que hace dulce a la vida.