Citas de Albert Camus
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Para hablar de todo y a todos, uno tiene que hablar de lo que todo sabe y de la realidad común para todos nosotros. El mar, las lluvias, necesidad, deseo, la lucha contra la muerte... Estas son cosas que nos unen.
Después de todo, cada asesino cuando mata corre el riesgo de la más terrible de las muertes, mientras aquellos que lo matan se arriesgan a nada excepto una promoción.
Contra la injusticia eterna, el hombre debe afirmar la justicia, y para protestar contra el universo de dolor, debe crear felicidad.
Para tronchar la cuestión de la ley del talión, debemos señalar que incluso en su forma primitiva puede funcionar solamente entre dos individuos de los cuales uno es absolutamente inocente y otras absolutamente culpable. La víctima, sin duda, es inocente. Pero, ¿puede la sociedad que se supone que represente la víctima reclamar la inocencia?
La verdad, como la luz, ciega. La falsedad, por el contrario, es un hermoso crepúsculo que realza cada objeto.
Además, hay que tener en cuenta que no es más inmoral robar directamente los ciudadanos que por medio de impuestos indirectos en el precio de los bienes sobre los que no pueden hacer nada.
Sin trabajo, la vida se deteriora. Pero cuando al trabajo le falta espíritu, la vida se ahoga y muere.
El trabajo de un hombre no es más que esta caminata lenta para redescubrir, a través de los desvíos del arte, las dos o tres imágenes grandiosas, en cuya presencia se abrió su corazón por primera vez.
Afirmar en cualquier caso que un hombre debe ser absolutamente aislado de la sociedad porque es absolutamente malo equivale a decir que la sociedad es absolutamente buena y nadie en su sano juicio podrá creer esto hoy en día.
Sin duda, cada generación se siente llamada a reformar al mundo. La mía sabe que no reforma, pero su tarea es quizá mayor. Consiste en impedir al mundo autodestruirse.
La venganza está relacionada con la naturaleza y el instinto, no con la ley. La ley, por definición, no puede obedecer las mismas reglas que la naturaleza.
Siempre nos engañamos dos veces sobre la gente que amamos — primero para su beneficio y luego para su desventaja.