Lujuria citas y frases
Mamá fue la influencia más grande de mi infancia. Ella quería salvarme del vicio, la lujuria, y la bebida que era era todo para mí.
Los siete pecados capitales son la verdadera naturaleza del hombre. Ser codicioso. Tener odio. Tener lujuria. Por supuesto que tienes que controlarlos, pero si te hacen sentirte culpable por ser humano, vas a quedar atrapado en un ciclo infinito de pecado y arrepentimiento del que no te puedes escapar.
La moral cristiana prefiere que el remordimiento preceda a la lujuria, y luego que la lujuria no continúe.
Un poco de lujuria después de que alguien hace maravillas por la piel.
No importa si caemos por la ambición, la sangre o la lujuria, como diamantes se nos corta con nuestro propio polvo.
Demasiado a menudo la venganza, la lujuria, la ambición, el orgullo y la obstinación se exaltan como los dioses de la idolatría del hombre; mientras que la santidad, la paz, la alegría y la humildad se consideran indignos de ser tomados en serio.
No sigas pasiones vanas; pues por cierto el que prospera se conserva en contra de la lujuria, la avaricia y la ira.
La pasión de la lujuria se servirá; exige, milita, tiraniza.
Cuanto más estamos llenos de pensamientos de lujuria menos encontramos el verdadero amor romántico.
La variedad y la multiplicidad son los dos vehículos más poderosos de la lujuria.
Si vives en el rock and roll, como yo, ves la realidad del sexo, de la lujuria de los hombres y las mujeres siendo excitadas por la lujuria masculina. Atrae a las mujeres. No las repele.
El amor empieza con una imagen; la lujuria con una sensación.
Es una cosa monstruosa lo que voy a decir, pero lo diré igual: encuentro en muchas cosas más restricción y orden en mi moral que en mis opiniones y mi lujuria menos depravada que mi razón.
La carne aguanta las tempestades del presente de manera solitaria; la mente, los del pasado y futuro, así como los del presente. La gula es una lujuria de la mente.
La curiosidad es la lujuria de la mente.
La gravedad es la lujuria del cosmos.
Un enemigo al que muestras bondad se convierte en tu amigo, a excepción de la lujuria, cuya indulgencia aumenta su enemistad.