Un hombre no se denomina egoísta por buscar su propio bien, sino por descuidar el de su vecino.
Nunca discutan durante la comida, pues aquel que no tiene hambre siempre gana en la discusión.
Un hombre que les da a sus hijos hábitos de industria los mantiene mejor que dándoles fortuna.
La felicidad no es para reírse.
La gente es como ovejas, del cual un rebaño se dirige más fácilmente que una sola.
Sólo está exento de fallas aquel que no hace ningún esfuerzo.
Los modales son uno de los motores de mayor influencia jamás dados al hombre.
Es el descuido de la reparación oportuna que hace necesaria la reconstrucción.
Pierde una hora por la mañana, y pasarás todo el día buscándola.