Citas de Charles Dickens
Fue uno de esos días de marzo cuando brilla el sol caliente y sopla el viento frío: cuando es verano bajo el sol e invierno bajo la sombra.
La dignidad, y aún incluso la santidad, a veces, son más cuestión de traje que algunas personas imaginan.
En el pequeño mundo en que los niños tienen su existencia, quien los trae para arriba, no hay nada tan percibido finamente y sentido tan finamente, como la injusticia.
Cuando un hombre sangra internamente, es algo peligroso para sí mismo; pero cuando se ríe internamente, no vaticina nada bueno a otras personas.
La naturaleza da a cada momento y temporada algunas bellezas propias; y de la mañana hasta la noche, desde la cuna a la tumba, es una sucesión de cambios tan suaves y sencillos que apenas podemos marcar su progreso.
Esa especie de medio suspiro, que, acompañado por dos o tres asentimientos leves en la cabeza, es el pequeño cambio en la compasión de la sociedad en general.
No hay pocos entre los discípulos de la caridad que requieren, en su vocación, apenas menos entusiasmo que los devotos de placer en ellos.
La Caperucita Roja fue mi primer amor. Sentí que si me hubiera podido casar con la Caperucita Roja, habría conocido la felicidad absoluta.