Citas de Lucius Annaeus Seneca
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Nada está vacío de Dios, su obra está por dondequiera está lleno de sí mismo.

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Más poderoso es el que se tiene a sí mismo en su propio poder.

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Una joya no puede pulirse sin fricción, ni un hombre perfeccionarse sin pruebas.

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Una gran fortuna es una gran esclavitud.

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¡Lo que es cierto me pertenece!

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Nunca me avergonzaré de citar a un mal autor si la línea es buena.

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El genio siempre da lo mejor de sí al principio; la prudencia, a lo último.

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La amistad siempre beneficia; el amor a veces hiere.

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Toda persona culpable es su propio verdugo.

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La gente ignorante ve la vida como existencia o no existencia, pero los sabios ven más allá de la existencia y no existencia a algo que trasciende a ambos; Esta es una observación de la Manera Media.

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Nuestros planes abortan porque no tienen ningún objetivo. Cuando un hombre no sabe hacia cuál puerto se dirige, ningún viento es el viento correcto.

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Nadie es risible quién se ríe de sí mismo.

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Déjanos entrenar nuestra mente para desear lo que exige la situación.

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La vida es como una obra: no es la duración, pero la excelencia de la actuación lo que importa.

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Las dificultades fortalecen la mente de la misma manera que el trabajo fortalece el cuerpo.

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He aquí un espectáculo digno al que Dios, volviendo su atención a su propio trabajo, puede dirigir su mirada. He aquí una cosa igual, digna de un Dios, un hombre valiente emparejado en conflicto con la mala fortuna.

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La suerte es una cuestión de preparación encontrada con oportunidad.

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Todo pecado es resultado de una colaboración.

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La mala suerte de los buenos gira sus rostros hacia el cielo; la buena suerte de los malos inclina sus cabezas hacia la tierra.

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En la guerra, cuando un comandante llega a ser tan carente de razón y perspectiva que no logra comprender la dependencia de las armas en Guía Divina, él ya no merece victoria.

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