Citas de Joyce Meyer
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Una de las cosas que más me gusta de estar en casa es que me siento cómodo allí. Y puesto que somos el hogar de Cristo, tenemos que asegurarnos de que Él esté cómodo en nosotros.
Sí, Dios espera que vivamos una vida santa, consagrada. Pero ni siquiera la mejor de nuestras intenciones puede hacer que suceda. Afortunadamente, Él no espera de nosotros que nos hagamos santos. Él sólo quiere que aprendamos a depender de Él para hacernos santos.
Amar a otros siempre nos cuesta algo y requiere esfuerzo. Y tienes que decidir hacerlo a propósito. No puedes esperar a que un sentimiento te motive.
Si quieres tener la alegría prolongada, tienes, no sólo que asegurarte de pensar correctamente, sino también tomar decisiones ahora que van a garantizar cierta alegría en el futuro.
El diablo es un ladrón de la paz y trabaja duro para enojarnos. Pero podemos aprender a cambiar nuestro enfoque, para no vivir enojados todo el tiempo. Y Jesús nos da el mejor ejemplo a seguir.
Podemos acercarnos al trono del Dios con denuedo porque confiamos en el poder de lo que Jesús logró para nosotros en la Cruz.
Nuestro enemigo, el diablo, quiere controlarnos, y su objetivo es nuestra voluntad. El principal medio por el cual trata de influir en nuestra voluntad es mintiéndonos.
La verdad es que si no aprendemos a entregarnos a la autoridad, nunca aprenderemos a entregarnos a Dios.
Nunca podremos hacernos mejores por intentar... orar más o por más tiempo, estudiar más la palabra, realizar buenas obras, etc. No me malinterpreten... no es malo hacer cualquiera de estas cosas. De hecho, es bueno. Es solo que hacerlos en el poder de Dios es la única manera de que esas cosas tendrán algún efecto real y duradero en nuestras vidas.