Citas de Charles Dickens
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El cuento de la vida de un niño es mejor que cualquier otro que se ha contado.

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Los hombres que aprenden la resistencia son los que llaman al mundo entero "hermano".

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¿Acaso la queja de que la gente común se ubica por encima de su posición, no surge frecuentemente por el hecho de que la gente poco común se ubica por debajo de ellos?

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Lo que sea que he intentado hacer en la vida, lo he intentado con todo mi corazón para hacerlo bien; lo que sea a lo que me he dedicado, me he dedicado totalmente; en objetivos grandes y en pequeños he sido siempre completamente sincero.

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Es mi vieja niña que aconseja. Tiene la cabeza. Pero nunca tengo la tengo antes que ella. Se debe mantener la disciplina.

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Reflexiona sobre tus bendiciones presentes, de las cuales cada hombre tiene muchas — no en sus desgracias pasadas, de los cuales todos los hombres tienen algunos.

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No llevas, con tu aspecto, una carta de recomendación.

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Hay libros cuyas contraportadas y portadas son, de lejos, las mejores partes.

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Queridos, dominen sus deseos y habrán conquistado la naturaleza humana.

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El crédito es un sistema donde una persona que no puede pagar busca a otra persona que no puede pagar para garantizar que él puede pagar.

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La civilidad que el dinero puede comprar, rara vez se extiende a aquellos que no tienen nada.

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Este es un mundo en el que hay que actuar, no lloriquear ni ahogarse.

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Tenía solo un ojo y el bolsillo del perjuicio corre a favor de dos.

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Los lamentos son propiedad natural de las canas.

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Envía juntos al niño y al hombre que parece un niño, y ruborízate por el orgullo de quienes difaman el estado feliz que siempre gozamos, y que dan un título a una imagen deslucida y distorsionada.

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Aunque un adulador habilidoso es una compañía encantadora si lo tienes todo para ti mismo, su gusto se vuelve muy dudoso cuando empieza a hacer cumplidos a otras personas.

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Trae el rayo de botella, un vaso limpio y un sacacorchos.

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Las vacas son mi pasión. Por lo que siempre he suspirado es retirarme a una granja suiza, y vivir totalmente rodeado de vacas, y porcelana.

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Oh los nervios, los nervios; ¡Los misterios de esta máquina llamada hombre! Oh lo poco que desquicias, ¡pobres criaturas que somos!.

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Abre los pulmones, lava el rostro, ejercita los ojos y suaviza el temperamento; así que llora lo que quieras.

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