Citas de Anais Nin
Si todos nosotros actuáramos al unísono como actuamos individualmente, no habría guerras ni pobreza. Me he hecho personalmente responsable del destino de cada ser humano que ha llegado a mi camino.
Qué equivocado es, que la mujer espere al hombre para que le construya el mundo que desea ella, en lugar de crearlo ella mismo.
La verdad es algo que no se puede contar en pocas palabras. Aquellos que simplifican el universo solo reducen la expansión de su significado.
Los sueños pasan a la realidad de la acción. De las acciones proviene el sueño otra vez; y esta interdependencia produce la forma más alta de vivir.
La vida es un proceso de conversión, una combinación de estados a través de los cuales debemos pasar. Donde la gente falla es cuando ellos quieren elegir un estado en el cual permanecer. Este es un tipo de muerte.
El sueño siempre estaba corriendo delante de mí. Alcanzarlo, vivir por un momento al unísono con él, ese era el milagro.
Desde mi instinto más profundo, elijo a un hombre que me obligue a ser fuerte, que haga demandas enormes sobre mí, que no dude de mi coraje o mi fortaleza, que no me crea ingenua o inocente, que tenga el coraje de tratarme como una mujer.
La posesión de conocimientos no mata el sentido de la maravilla y del misterio. Siempre hay más misterio.
Cuando ciegamente adoptamos una religión, un sistema político, un dogma literario, nos convertimos en autómatas. Dejamos de crecer.
Hay muchas maneras de ser libre. Una de ellas es trascender la realidad por medio de la imaginación, como intento hacerlo yo.
El amor nunca muere una muerte natural. Muere porque no sabemos cómo reponer su fuente. Muere de ceguera y errores y traiciones. Muere de enfermedad y heridas; muere de cansancio, de marchitarse, de mancillarse.