Citas de Thomas Jefferson
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Cuando quedamos apilados el uno sobre el otro en las grandes ciudades, como en Europa, nos habremos convertido tan corruptos como Europa.

Para penetrar y disipar las nubes de la oscuridad, debe reforzarse la mente general por medio de la educación.

Tan seguro estoy de las intenciones, así como de la sabiduría, del gobierno, que siempre estaré satisfecho de que lo que no se hace, no puede o no debe hacerse.

He hecho por mi país, y por toda la humanidad, todo lo que pude hacer, y ahora renuncio mi alma, sin miedo, a mi Dios — mi hija a mi país.

Yo nunca, por palabra o por acción, me doblegaré ante la capilla de la intolerancia o admitiré el derecho de preguntar ante las opiniones religiosas de otros.

Todo el intercambio entre dueño y esclavo es un ejercicio perpetuo de las pasiones más desagradables, el despotismo constante por una parte y las sumisiones degradantes por la otra. Nuestros niños ven esto y aprenden a imitarlo.

La humanidad está más dispuesta a padecer, sin los males son tolerables, que a hacer justicia aboliendo las prácticas a las que está acostumbrada

La tierra pertenece a los vivos, no a los muertos.

Ilumina a las personas generalmente, y la tiranía y las opresiones del cuerpo y la mente se desvanecerán como los espíritus malignos en los albores del día.

Cuando un hombre asume una confianza pública, él debe considerarse una propiedad pública.

Preferiría estar expuesto a los inconvenientes de una libertad excesiva que a los inconvenientes de tener demasiado poca.

Un hombre con valor es una mayoría.

Nada da tanta ventaja a una persona sobre otra como para permanecer siempre fresco y sereno en todas las circunstancias.

No me hace ningún daño si mi vecino dice que hay veinte dioses o ningún Dios.

Incumbe a cada generación el pagar sus propias deudas en la medida en que las contrae. Un principio que, si se llevase a cabo, ahorraría la mitad de las guerras del mundo.

No conozco ningún depositario seguro de los poderes definitivos de la sociedad, excepto por el pueblo mismo; y si pensamos que no están lo suficientemente iluminados como para ejercer el control con un criterio sano, el remedio es no tomarlo de ellos, sino para informar su discreción.

El poder no seduce a las mentes puras.

Cuánto dolor nos han costado, los males que nunca han ocurrido.

He jurado sobre el altar de Dios hostilidad eterna contra cada forma de tiranía sobre la mente del hombre.

Cada ciudadano debe ser un soldado. Este fue el caso de los Griegos y Romanos; y debe ser el de cada estado libre.