Citas de Teresa de Calcuta
(página 2)
El más grande destructor de la paz es el aborto, porque si una madre puede matar a su propio hijo, ¿qué nos queda para que yo te mate y para que tú me mates? No hay nada en medio.
Muchas personas confunden nuestro trabajo con nuestra vocación. Nuestra vocación es el amor a Jesús.
La alegría es oración; la alegría es fortaleza: la alegría es amor; la alegría es una red de amor en la que se pueden atrapar almas.
No nos conformemos con simplemente dar dinero. El dinero no es suficiente, se puede conseguir el dinero, pero la gente necesita que sus corazones amen. Por lo tanto, difunde tu amor donde quiera que vayas.
Ser no deseado, no querido, no cuidado por alguien, olvidado por todos, equivale, pienso, a un hambre mucho mayor, una mayor pobreza que la que sufre la persona que no tiene nada qué comer.
Hasta los ricos tienen hambre de amor, de ser cuidados, de ser deseados, de tener a alguien que puedan llamar suyos.
El amor empieza en casa, y no se mide por lo mucho que hacemos sino por cuanto amor ponemos en cada acción.