Citas de Samuel Johnson

Pasará mucho tiempo antes de que podamos convencernos de que la felicidad nunca podrá ser encontrada y cada uno se cree poseído por otros, para mantener viva la esperanza de obtenerla para sí mismo.

Créeme que si un hombre habla de sus desgracias, hay algo en ellas que no le resulta del todo desagradable, porque donde no hay nada más que pura miseria no hay nunca motivo alguno para su mención.

Aquél que elogia a todos no elogia a nadie.

Es mejor vivir rico que morir rico.

Un hombre puede ser tanto de todo que no es nada de nada.

La suerte habitual de la queja es excitar el desprecio más que la lástima.

Ningún hombre será un marinero que se vale de artificios suficientes para lograr que lo metan a una cárcel, porque estar en un barco es como estar en una cárcel, con la posibilidad de ahogarse... un hombre en que está en una cárcel tiene más espacio, mejor alimentación, y generalmente mejor compañía.

Un hombre rara vez piensa con más seriedad de algo, que de su cena.

No encontrará a nadie, mínimamente intelectual, que esté dispuesto a dejar Londres. No señor, pues cuando un hombre está cansado de Londres, está cansado de la vida; puesto que Londres ofrece todo aquello que la vida puede brindarnos.

Lo importante no es cómo muere un hombre, sino cómo vive. El acto de morir no es de importancia, dura muy poco tiempo.

Un hombre que no estado en Italia, siempre es consciente de una inferioridad.

No puedes estar en la política a menos que puedas entrar en una habitación y saber en un minuto quién está para tí y quién está en tu contra.

Es peligroso para la belleza mortal, o para la virtud terrestre, que sean examinadas bajo una luz demasiado intensa. La antorcha de la Verdad muestra muchas cosas que no podemos ver, además de todo lo que no quisiéramos ver.

Desde la mitad de la vida hacia adelante, solo quien está dispuesto a morir con vida, sigue vitalmente vivo.

Todo hombre es rico o pobre según la proporción entre sus deseos y sus placeres.

No hay nada, Señor, demasiado pequeño para una criatura tan pequeña como el hombre. Es mediante el estudio de cosas pequeñas que aprendemos el gran arte de tener lo menos posible de miseria y lo más posible de felicidad.

El estado de la vida est tal que nadie es feliz sino por la anticipación del cambio: el cambio en sí mismo no es nada. Cuando lo hemos hecho, el siguiente deseo es cambiar otra vez.

Lo útil de viajar es regular la imaginación con la realidad y, en vez de pensar cómo podrían ser las cosas, verlas como son.

Todo hombre tiene derecho a decir lo que él piensa que es verdad, y otro hombre tiene derecho a derribarlo por eso. El martirio es la prueba.

Conseguir dinero no es todo el negocio de un hombre: cultivar la bondad es una parte valiosa del negocio de la vida.