Citas de Michel de Montaigne
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El mundo es todo una carcasa y vanidad, la sombra de una sombra, un juego y en una palabra, simplemente nada.

No hay conversación más aburrida que aquella donde todo el mundo está de acuerdo.

Cada hombre soporta el sello entero de la condición humana.

El matrimonio es como una jaula; uno ve a los pájaros afuera desesperados por querer entrar, y ésos que están adentro igualmente desesperados por querer salir.

Cada uno corre a otros lugares y hacia el futuro, porque nadie quiere enfrentarse a su propio ser interno.

Un hombre sabio ve tanto como debería, no tanto como puede.

Cuando juego con mi gata, quién sabe si ella no se divierte más conmigo que yo con ella.

Las peores de mis acciones o condiciones no me parecen tan feas como lo feo y vulgar que me parece no atreverme a confesarlas.

Si me presionas para que diga por qué lo amé, solo puedo decir que porque él era él, y yo era yo.

Ningún viento le sirve al que dirige su viaje a ningún puerto seguro.

No hay mucha menos irritación al gobernar una familia privada que al manejar un estado entero.

La virtud rechaza la habilidad para ser su compañera. Ella requiere un camino escarpado, áspero y espinoso.

La fama y la tranquilidad nunca pueden ser compañeros de cama.

Nunca he visto un monstruo tan grande o un milagro en el mundo que yo mismo.

No es la muerte, es el estar muriendo lo que me alarma.

A menos que alguien sienta que tenga una memoria suficientemente buena, nunca debe aventurarse a mentir.

El que establece su argumento por el ruido y el poder muestra que su razón es débil.

Escribo para evitar enloquecerme por las contradicciones que encuentro entre la humanidad — y para resolver algunas de esas contradicciones para mí mismo.

El valor es la estabilidad, no de brazos y piernas, pero de coraje y el alma.

El aferrarse testaruda y fervientemente a una opinión es la mejor prueba de la estupidez.