Citas de Lucretius

Tales son las alturas de la maldad a la que empuja la religión a las personas.

Es dulce, cuando en alta mar los vientos están azotando las aguas, mirar desde la tierra las luchas de los otros.

La vida es una larga lucha en la oscuridad.

La caída de la gota desgasta a la piedra.

Las gotas de lluvia hacen un agujero en la piedra, no por violencia, sino por caer tantas veces.

De la misma fuente de encanto surge un sabor de amargura para regar angustia entre las flores.

Tan potente era la religión para convencer las malas acciones.

Desde el corazón de la fuente del placer surje un chorro de amargura que nos tortura incluso entre las mismas flores.

Es de gran riqueza para el alma vivir frugalmente con una mente contenta.

La mayor riqueza es vivir contento con poco, pues nunca hay deseo si la mente esta satisfecha.

Con placer contemplas los grandes encuentros bélicos que se llevan a cabo sobre las llanuras, si no hay nada tuyo que esté en peligro.

Agradable es, cuando sobre un gran mar, los vientos apuran las aguas, mirar desde la orilla hacia la gran tribulación de otro; no porque los problemas de otras personas sean un disfrute exquisito, sino porque percibir que uno está libre de ellos es placentero.

En medio de la fuente del ingenio surge algo amargo, que hiere a las mismas flores.

Aunque la mazmorra, la plaga y el verdugo estén ausentes, la mente culpable puede aplicar la picana y quemarse con golpes.

Y la vida no se da a nadie sin propiedad sino que es arrendamiento para todos.

La victoria nos pone al mismo nivel que el cielo.

La suma de todas las sumas es la eternidad.

Por lo tanto la suma de las cosas siempre está siendo revisada, y los mortales son dependiente de otra. Algunas naciones aumentan, otras disminuyen, y en un corto espacio las generaciones de los seres vivos cambian y como corredores pasan la antorcha de la vida.

Lo que es comida para un hombre es veneno para otros.