Citas de Lewis Mumford
Los grandes desplazamientos materiales que la máquina le ha hecho a nuestro entorno físico son quizá a la larga menos importantes que su contribución espiritual a nuestra cultura.
Una cierta cantidad de oposición es una gran ayuda para un hombre. Las cometas se levantan en contra y no con el viento.
Nada es impensable, nada es imposible para la persona equilibrada siempre que provenga de las necesidades de la vida y sea dedicado a un futuro desarrollo de la vida.
Sin embargo, las ciencias y técnicas modernas han caído por debajo de sus posibilidades, con ello le han enseñado a la humanidad al menos una lección: nada es imposible.
No es po nada que la palabra ha perdurado como el juguete y la herramienta principal del hombre: sin los significados y valores que sustenta, otras herramientas de los hombres sería inútiles.
El artista no ilustra la ciencia, sino que con frecuencia responde a los mismos intereses que un científico.
Hoy, la noción de progreso en una sola línea sin meta ni límite parece quizá la noción más parroquial de un siglo muy parroquial.
Un día sin la vista o el sonido de la belleza, la contemplación del misterio o la búsqueda de la verdad o perfección es un día de pobreza; y una sucesión de esos días es fatal para la vida humana.
Hoy en día, la degradación de la vida interior está simbolizada por el hecho de que el único lugar sagrado en el que no puedes ser interrumpido es el baño privado.
Una de las funciones de la inteligencia es tener en cuenta los peligros que derivan de confiar solamente en la inteligencia.
Sin la plenitud de la experiencia, la longitud de los días no es nada. Cuando se ha alcanzado la plenitud de la vida, la falta de días no es nada. Es tal vez por eso qué los jóvenes tienen generalmente tan poco miedo de la muerte; viven por intensidades que los ancianos han olvidado.
Cada nuevo bebé es un voto ciego y desesperado por la supervivencia: las personas que se encuentran incapaces de registrar una protesta política eficaz contra el exterminio lo hacen con una ley biológica.
La tierra es la plenitud del Señor en sí misma: este ya no es un dictamen vacío de la religión, sino una directiva de acción económica hacia la fraternidad humana.