Citas de Joyce Meyer
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¿Qué es la libertad verdadera ? La libertad verdadera es ser capaz de no salirme con la mía y aún así ser tan feliz como si lo hubiera hecho.
El día en que recibimos a Jesucristo como nuestro Salvador es uno de los mejores días de nuestras vidas. No sólo es que se lavan nuestros pecados, sino que Dios instila su espíritu dentro de nosotros y nos da nuevos deseos.
El temor, que es relacionado estrechamente con el miedo, roba la capacidad de disfrutar de la vida ordinaria y hace que las personas queden preocupadas por el futuro. Les impide esperar al día siguiente, el mes que viene o la década que viene.
Hay muchas cosas que suceden cada día sobre las que podríamos murmurar si nos dejamos ir. Pero realmente no vale la pena el malestar y las quejas sobre las mismas.
Sentir lástima por nosotros mismos es el más inútil desperdicio de energía en el planeta. No es bueno en lo absoluto. No podemos dejar que nuestras circunstancias o lo que los otros hagan o no hagan nos controlen. Podemos decidir ser felices a pesar de todo.
Cuando te conviertes en un cristiano, sucede algo realmente sorprendente: Dios viene a vivir dentro de tu corazón. Te conviertes en la casa de Dios.
Tenía treinta y tantos cuando mis ojos fueron abiertos a la verdad en la Palabra de Dios que me mostró que no estaba viviendo la vida abundante que Jesús murió para que tuviera. Yo tenía una mentalidad muy negativa y miserable la mayoría del tiempo por el abuso que había experimentado a lo largo de mi infancia.
Podemos mejorar nuestras relaciones con los demás a pasos agigantados si nos convertimos en alentadores en vez de críticos.
La humildad no es algo que viene naturalmente. Pero es una virtud cardinal que se debe buscar más que cualquier otra.
Ahora, no podemos impedir que el diablo venga contra nosotros, pero podemos superarlo cada vez — si ejercitamos la autoridad de Jesús y decidimos no tolerarlo más.
La verdad es Dios nos creó para tener una relación con nosotros. Él quiere amarnos y cuidarnos, y quiere que lo amemos. Ahí es donde nuestro caminar con Cristo debe comenzar.
Dios nos habla. ¿Pero le estamos escuchando nosotros? Cuando nuestra conciencia comienza a empujarnos por cualquier motivo, podríamos tener de bajo nivel una miseria o inquietud acerca de lo que hemos hecho o vamos a hacer. En momentos como este, conviene considerar mediante las oraciones si estamos ofendiendo a Dios con nuestras acciones o no.
Como regularmente pasamos tiempo leyendo la palabra de Dios y hablamos con él en la oración, nos colocamos en posición para que él haga cosas en nuestras vidas que nunca podríamos hacer por nuestra cuenta.
Demasiados cristianos viven sus vidas como esclavos — del diablo — porque creen en sus mentiras más de lo que confían en Dios.