Citas de George Eliot
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Pero esa intimidad de vergüenza mutua en la que cada uno siente que el otro está sintiendo algo, una vez que existió, su efecto no puede ser eliminado.

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Es un caso bastante común, lo de un hombre cautivado de repente por una mujer casi lo contrario de su ideal.

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Nuestros hechos nos determinan así como nosotros determinamos nuestros hechos.

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La crueldad, como cualquier otro vicio, no requiere ningún motivo fuera de sí mismo, sino que sólo requiere de oportunidades.

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La responsabilidad de la tolerancia reside en quienes poseen la visión más amplia.

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Nuestros muertos nunca están muertos para nosotros, hasta que los olvidamos.

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No hay desesperación más absoluta que la que viene con los primeros momentos de nuestra primera gran tristeza, cuando no conocemos todavía lo que es haber sufrido y sanado, haber perdido la esperanza para luego recuperarla.

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La oposición puede llegar a ser dulce para un hombre cuando lo ha bautizado como persecución.

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El conocimiento lentamente acumula lo que la ignorancia en una hora hala hacia abajo.

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Es una mente estrecha la que no puede estudiar un tema desde varios puntos de vista.

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Las personas conscientes son capaces de ver su deber en el que es el camino más difícil.

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El único fracaso que uno debe temer es no abrazarse al propósito que uno ve como el mejor.

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Deberías leer la historia y mirar el ostracismo, la persecución, el martirio y ese tipo de cosas. Sabes, siempre le suceden a los mejores hombres.

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Harold, como el resto de nosotros, tenía muchas impresiones que le ahorraban la molestia de tener ideas nítidas.

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Nunca va a llover rosas: cuando queremos tener más rosas debemos sembrar más árboles.

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La bondad ignorante puede tener el efecto de la crueldad; pero enojarse por eso como si fuera crueldad directa sería una crueldad ignorante.

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Anhelamos afecto, totalmente ignorantes de nuestras faltas. El cielo nos ha concedido esto a nosotros en el accesorio canino no crítico.

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¡Hay que ser pobre para conocer el lujo de dar!

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Las personas que no pueden ser ingeniosas se ejercen siendo devotas y cariñosas.

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La recompensa de una obligación es el poder para satisfacer otra.

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