Citas de Francois Rabelais
No pongo ninguna esperanza en mi fuerza, ni en mis obras: pero toda mi confianza está en Dios, mi protector, que nunca abandona a aquellos que han puesto toda su esperanza y pensamiento en él.
El aroma del vino, ¡cuánto más agradable, risueño, religioso, celestial y delicioso es que el de aceite!
No existe ninguna causa más auténtica de la infelicidad de los hombres que, cuando naturalmente esperan caridad y benevolencia, reciben daño y aflicción.
Los gestos, en el amor, son incomparablemente más atractivos, efectivos y valiosos que las palabras.
Cuando se comienza el matrimonio, cada uno debe ser el juez de sus propios pensamientos y tomar consejos de sí mismo.
He conocido a muchos que no pudieron cuando tenían que hacerlo, porque nunca lo hubieran hecho cuando pudieron.