Tengo música en mi cerebro todo el tiempo, de todo tipo.
La Fundación Barenboim no tiene nada que ver con política.
Yo he amado la música de Elliott Carter durante muchos años.
Estoy permanentemente relajado.
Yo no creo en cambiar lo inmutable.
No me gustan las posesiones.
Creo que no soy anti-israelí.
Encuentras judíos, irlandeses e italianos en cada orquesta.
Cada nota es la vida misma.
La tradición manda que no hablemos mal de los muertos.