Citas de Winston Churchill
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Los imperios del futuro son los imperios de la mente.

Él tiene todas las virtudes que no me gustan y ninguno de los vicios que admiro.

La Navidad es una temporada no sólo de alegría sino de reflexión.

No es momento para facilidad y comodidad. Es hora de atreverse y aguantar.

El éxito consiste en ir de fracaso en fracaso sin perder nunca el entusiasmo.

El éxito no es el final, el fracaso no es fatal: es el coraje para continuar lo que cuenta.

Si tienes 10 mil normas ya no respetas la ley.

Mi regla de vida prescribía como un rito absolutamente sagrado el fumar de cigarros y el consumo de alcohol antes, después y, si fuera necesario, durante todas las comidas y en los intervalos entre ellos.

Formamos nuestros edificios; después de eso ellos nos dan forma a nosotros.

Estudia la historia, estudia la historia. En la historia se encuentra todos los secretos del arte de gobernar.

Un pacificador es alguien que alimenta a un cocodrilo con la esperanza de que, finalmente, el cocodrilo lo devorará.

La historia será amable conmigo, porque tengo intención de escribirla.

Siempre hemos encontrado a los irlandeses un poco extraños. Se niegan a ser ingleses.

Nunca te des por vencido — nunca, nunca, nunca, nunca, en nada grande o pequeño, importante o mezquino, nunca te des por vencido excepto a las convicciones de honor y sentido común.

El socialismo es una filosofía del fracaso, el credo de la ignorancia y el evangelio de la envidia, su virtud inherente es el reparto igualitario de la miseria.

La crítica puede no ser agradable, pero es necesaria. Ella cumple la misma función que el dolor en el cuerpo humano. Ella pone atención al mal estado de las cosas.

La verdad es incuestionable. La malicia puede atacarla, la ignorancia burlarse de ella, pero al final ella está ahí.

Ahora no es el final. No es siquiera el principio del fin. Pero es, quizás, el final del comienzo.

El coraje es lo que se necesita para levantarse y hablar; el coraje es también lo que se necesita para sentarse y escuchar.

Mi logro más brillante fue mi abilidad de convencer a mi esposa de casarse conmigo.