La luz, la hija mayor de Dios, es la principal belleza en un edificio.
Las malas excusas son peores que la ausencia de las mismas.
Todos recomiendan tener paciencia, pero ninguno puede soportar el sufrimiento.
Entre más ingenio, menos valor.
Es mejor que tu casa parezca muy pequeña un día que demasiado grande todo el año siguiente.
Muchos vienen para traer su ropa a la iglesia en lugar de ellos mismos.
El hoy es el alumno del ayer.
Un buen caballorara vez debe ser espoleado.
En realidad es pobre quien no puede prometer nada.
Las razones de los hombres pobres no son escuchadas.
Que el negocio nunca sea tan doloroso como para hacerlo por dinero.
No es probable que se recupere el paciente que hace del médico su heredero.
Grande es la diferencia entre un hombre asustado por sus pecados y uno humillado por ellos.
El saber ha ganado más por esos libros por los que han perdido más las imprentas.
Nada es fácil para el que no está dispuesto.
Todos hemos olvidado más de lo que nos acordamos.
La ira es uno de los nervios del alma.
El orgullo que percibe la humildad honorable, a menudo toma prestada su capa.
El que tiene un ojo es un príncipe entre los que no tienen ninguno.
Cuando hace buen tiempo hay que prepararse para lo malo.