Citas de Thomas Babington Macaulay
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El objeto de la oratoria no es la verdad, sino la persuasión.

Ella entiende a fondo lo que ninguna otra iglesia ha entendido jamás, cómo lidiar con los entusiastas.

Tu Constitución mas vela que ancla.

No importa hacia dónde nos dirijamos, adentro, alrededor, la voz de los grandes acontecimientos nos proclama, "¡Refórmense, para que puedan preservar!"

Él tenía un talento maravilloso para empacar estrechamente al pensamiento y volverlo portátil.

Nada es tan inútil como una máxima general.

La Biblia en inglés: un libro que, si todo lo demás en nuestro lenguaje fuera a perecer, él solo bastaría para mostrar todo el alcance de su belleza y su poder.

La mayor prueba de virtud es poseer poder ilimitado sin abusar de él.

Muchos políticos tienen la costumbre de establecer como una proposición evidente, que nadie debería ser libre hasta que sean aptos para utilizar su libertad. La máxima es digna del tonto de la historia antigua que no decidió entrar en el agua hasta que él había aprendido a nadar.

A medida que avanza la civilización, la poesía casi necesariamente se rechaza.

El puritano odiaba provocar a los osos, no porque le daba dolor al oso, sino porque les daba placer a los espectadores.

No estaré satisfecho a menos que produzca algo que prevalezca durante unos días la última novela de la moda en las mesas de las mujeres jóvenes.

Las personas aplastadas por la ley no tienen esperanzas sino las del poder. Si las leyes son sus enemigos, serán enemigos de las leyes.

Solo la casa de moneda puede hacer dinero sin hacer publicidad.

Los mejores retratos son aquellos en los que hay una ligera mezcla de caricatura.

El conocimiento de la teoría de la lógica no tiene ninguna tendencia en absoluto a hacer de los hombres buenos razonadores.

Él era un vividor entre eruditos y un erudito entre vividores.

Tal vez ninguna persona pueda ser poeta, o incluso disfrutar la poesía, sin una cierta perturbación mental.

Una noche semejante en Inglaterra nunca había sido así ni será jamás otra vez.

Templo fue un hombre del mundo entre los hombres de letras, un hombre de letras entre los hombres del mundo.