Citas de Teresa of Ávila
Nuestro cuerpo tiene este defecto que, mientras más se le brinda atención y comodidades, más son las necesidades y deseos que encuentra.
Mientras el alma está en pecado mortal, nada puede beneficiarle; ninguna de sus buenas obras merecen una recompensa eterna, puesto que no proceden de Dios como su principio y solo por Él es nuestra virtud verdadera virtud.
¿Crees que es sólo una pequeña cosa el poseer una casa desde la cual cosas hermosas pueden ser vistas?
Es aquí, mis hijas, que el amor debe ser encontrado — no se oculta lejos en las esquinas sino en medio de las ocasiones para pecar. Y créeme, aunque a menudo podemos caer en la tentación y cometer errores pequeños, nuestra ganancia será incomparablemente mayor.
Solo podemos aprender a conocernos a nosotros mismos y hacer lo que podamos, es decir, entregar nuestra voluntad y cumplir con la voluntad de Dios en nosotros.
Cuando el alma, a traves de su propia culpa... se enraiza sobre una piscina de agua negra y mal oliente, no produce nada excepto miseria y suciedad.
Nuestras almas pueden perder su paz y hasta molestar las de otras personas, si siempre estamos criticando acciones triviales — que a menudo no son verdaderos defectos en sí, pero los interpretamos erróneamente por nuestra ignorancia de sus motivos.
Para alcanzar algo que realmente valga la pena es muy útil haber ido por el mal camino, y así adquirir experiencia.
Un principiante debe verse a sí mismo como alguien que se dedica a hacer un jardín para el placer de su Señor, en el suelo más infructuoso que abunda en las malas hierbas. Su Majestad levanta las malas hierbas y las pondrá en buenas plantas. Consideremos que esto ya está hecho cuando el alma decide practicar la oración y ha comenzado a hacerlo.
No es una pequeña desgracia y deshonra que, a través de nuestra propia culpa, no comprendemos ni nuestra naturaleza ni nuestro origen.
Todas las bendiciones vienen a nosotros a través de nuestro Señor. Él nos enseñará, al contemplar Su vida encontramos que Él es el mejor ejemplo.
Si tuviera que dar un consejo, les diría a los padres que deberían ser muy cuidadosos con quiénes permiten que sus hijos se mezclen cuando son jóvenes; muchas travesuras sobrevienen desde allí, y nuestras inclinaciones naturales son al mal en lugar de al bien.
Pensé en el alma como en algo parecido a un castillo, formado por un único diamante o un cristal muy transparente, que contiene muchas de las habitaciones, al igual que en el cielo donde hay muchas mansiones.
El descontento con este mundo nos da un doloroso deseo de salir, de forma tal que si el corazón encuentra confort, es únicamente gracias al pensamiento de que Dios desea permanecer aquí en el destierro.
Tuve un padre y una madre, que eran devotos y temían a Dios. Nuestro Señor también me ayudó con su gracia. Todo esto habría sido suficiente para hacerme bueno, si no hubiera sido tan malo.