Citas de Teresa of Ávila
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Ay Dios mío, ¡cómo debe ser un alma cuando está en este estado! Tiene ansias de ser toda una lengua con la cual alabar al Señor. Pronuncia mil locuras piadosas, en un esfuerzo continuo para complacer a quien así lo posee.
Pensé en el alma como en algo parecido a un castillo, formado por un único diamante o un cristal muy transparente, que contiene muchas de las habitaciones, al igual que en el cielo donde hay muchas mansiones.
Si Dios deseara elevarnos a la posición de uno que es su íntimo y comparte sus secretos, debemos aceptarlo con gusto.
Quien no ha comenzado la práctica de la oración, le pido por el amor del Señor que no se vaya sin un bien tan grande. No hay aquí nada que temer sino solo algo que desear.
Nuestro cuerpo tiene este defecto que, mientras más se le brinda atención y comodidades, más son las necesidades y deseos que encuentra.
Si tuviera que dar un consejo, les diría a los padres que deberían ser muy cuidadosos con quiénes permiten que sus hijos se mezclen cuando son jóvenes; muchas travesuras sobrevienen desde allí, y nuestras inclinaciones naturales son al mal en lugar de al bien.
Todas las bendiciones vienen a nosotros a través de nuestro Señor. Él nos enseñará, al contemplar Su vida encontramos que Él es el mejor ejemplo.
No es una pequeña desgracia y deshonra que, a través de nuestra propia culpa, no comprendemos ni nuestra naturaleza ni nuestro origen.
¡Qué amistosos serían todos los hombres entre sí si no se tuvieran en cuenta el honor y el dinero! Creo que esto sería un remedio para todo.
Para alcanzar algo que realmente valga la pena es muy útil haber ido por el mal camino, y así adquirir experiencia.
¿Qué amigos o parientes pueden ser tan cercanos e íntimos como las potencias de nuestra alma, que, lo deseemos o no, deben siempre soportar nuestra compañía?
Cuando el alma, a traves de su propia culpa... se enraiza sobre una piscina de agua negra y mal oliente, no produce nada excepto miseria y suciedad.
Es una verdad real, mientras más ricos nos veamos, confesando al mismo tiempo nuestra pobreza, mayor será nuestro progreso y más real nuestra humildad.