Citas de Robert Browning

Durante todo junio, até las rosas en ramilletes. Ahora, rosa a rosa, quito las hojas.

¿Qué quedó del alma, me pregunto, cuando los besos tuvieron que parar?

Un rostro por el cual perder la juventud, para ocupar la edad, con el sueño de, encontrar a la muerte con él.

El mar se crece, colgando su carga sobre la tierra. Allí rompe, y entierra su fuerza tumultuosa.

Pero ¿cómo forjo la vida que yace ante mí, si estoy empeñado en llorar por el pasado?

Nunca se tiene el tiempo, el lugar y al ser querido al mismo tiempo!.

Encuentra progreso, la marca distintiva de solo el hombre, no de Dios y no de la bestia; Dios es, ellos son, en parte el hombre lo es y aspira completamente a serlo.

¿Por qué viene la tentación de no ser para que el hombre encuentre y perfeccione y flexione debajo de su pié, y así ser puesto en un pedestal de triunfo.

Los mejores han fracasado en el alcance del objetivo, como yo, que la vulgaridad tiene éxito en la baja puntería, ¡Gracias a Dios! No yo.

Tú eres todo mi día, Dios presta para leudar, lo que fue toda la tierra, con un sentimiento del cielo.

La justicia de Dios, aunque parezca tardía, nunca descansa en la pista hasta que alcanza la delincuencia.

Dios es el poeta perfecto.

El blanco no neutralizará al negro, ni el bien compensa el mal en el hombre, lo absuelve: el negocio de la vida es sólo la opción terrible.

La Tierra cambia, pero tu alma y Dios están seguros.

Al quitar el amor, la tierra nuestra es una tumba.

Quien escucha música siente su soledad poblada de inmediato.

Renuncio a la lucha: que haya un final, una intimidad, un rincón oscuro para mí. Quiero que Dios me olvide.

Tal vez uno tiene que ser muy viejo antes de que uno aprenda a divertirse en vez de sorprenderse.

Mi sol anochece para levantarse otra vez.

Tarde o temprano todos llegan a andar por Roma.