Citas de Michel de Montaigne

Préstate a los demás, pero entrégate a ti mismo.

Un hombre sabio nunca pierde nada, si se tiene a sí mismo.

No me interesa tanto lo que soy para los demás como lo que soy para mí mismo. Voy a ser rico por mí mismo y no por préstamos.

La ignorancia es la almohada más suave en que un hombre pueda descansar la cabeza.

Es una cosa monstruosa lo que voy a decir, pero lo diré igual: encuentro en muchas cosas más restricción y orden en mi moral que en mis opiniones y mi lujuria menos depravada que mi razón.

De lo que más tengo miedo es el miedo.

No hay mucha menos irritación al gobernar una familia privada que al manejar un estado entero.

Yo me estudio a mí mismo más que cualquier otra cosa. Esa es mi metafísica, esa es mi física.

Nunca he visto un monstruo tan grande o un milagro en el mundo que yo mismo.

La virtud más extraña, más generosa y más orgullosa de todas las virtudes es la verdadera valentía.

El humor es un arma peligrosa, incluso para el poseedor, si él no sabe usarla discretamente.

Nada se cree tan firmemente como lo que menos conocemos.

El incesante trabajo de tu vida es construir la casa de la muerte.

La confianza en la honestidad de los demás no es testimonio tenue de la propia integridad.

Mi vida ha estado llena de terribles desgracias, la mayoría de las cuales nunca sucedieron.

Un remo recto parece curvo en el agua. No importa sólo ver el objeto, sino cómo se ve.

Hay una especie de gratificación en hacer el bien que nos hace regocijarnos con nosotros mismos.

Tal vez no haya más evidente vanidad que escribir de ella tan vanamente.

El que establece su argumento por el ruido y el poder muestra que su razón es débil.

Sé bien de lo que estoy huyendo de pero no lo que estoy buscando.