Citas de Matthew Henry

Es común para aquellos que están más alejados de Dios, que ellos mismos se jacten de estar cerca de la Iglesia.

No hay peor sordo que quien no quiere oír. No hay peor ciego que quien no quiere ver.

Hombres de aprendizaje formal y una educación liberal.

Después de la tormenta llega la calma.

Las aflicciones extraordinarias no son siempre el castigo de los pecados extraordinarios, sino que a veces son el padecimiento de las gracias extraordinarias.

El decir y el hacer son dos cosas.

La Escritura fue escrita, no para hacernos astrónomos, sino para hacernos santos.

Tienen mayor satisfacción en ellos mismos y por lo tanto el más dulce condimento de sus comodidades.

Tan grande era la extremidad de su dolor y angustia, que él no sólo suspiró pero rugió.

Lo que sea que tengamos de este mundo en nuestras manos, nuestra atención debe centrarse en mantenerlo fuera de nuestros corazones, para que no se interponga entre nosotros y Cristo.

La bondad hace a la grandeza verdaderamente valiosa y la grandeza hace a la bondad mucho más útil.

Más vale tarde que nunca.

No es hablando sino caminando lo que nos llevará al cielo.

Aguas poco profundas donde podría vadear un cordero y profundidades donde un elefante se ahogaría.

La manera de preservar la paz de la iglesia es preservando su pureza.

Él la rueda bajo su lengua como un bocado dulce.

Las aflicciones santificadas son promociones espirituales.

Los que mueren por hambre mueren por pulgadas.

Es bueno mantener algún tipo de cuenta de nuestras oraciones, que así no se nos pasen en nuestra practica.

No sería correcto que los fideicomisos públicos se alojaran en las manos de cualquiera, hasta que sean antes aprobados y entendidos como convenientes para las empresas que los utilizarán.