Citas de Marlene Dietrich

Yo valgo más muerto que vivo. No llores por mí después de que me haya ido; llora por mí ahora.

Al hombre corriente se interesa una mujer que está interesada en él más que una mujer cuyas piernas son hermosas.

Un rey, dándose cuenta de su incompetencia, puede delegar o renunciar a sus funciones. Un padre no puede hacer eso. Si tan solo los hijos pudieran ver la paradoja, entenderían el dilema.

Yo no soy un mito.

Sexo. En América, una obsesión. En otras partes del mundo, un hecho.

Para ser totalmente mujer necesitas un maestro y en él una brújula para tu vida. Necesitas a un hombre al que puedas admirar y respetar. Si lo destronas no es de extrañar que estés descontenta, y las mujeres descontentas no se aman por mucho tiempo.

Si existe un ser supremo, está loco.

Hay una gigantesca diferencia entre ganar mucho dinero y ser rico.

Las supersticiones son hábitos más que creencias.

Las quejas son la muerte del amor.

Me encantan las citas porque es un gozo encontrar pensamientos que uno pueda tener bellamente expresados con mucha autoridad por alguien reconocido más sabio que uno mismo.

Piensa dos veces antes de cargar a un amigo con un secreto.

Yo soy un caballero de corazón.

No tenía ningún deseo de ser una actriz de cine, representar siempre a alguien diferente, estar siempre hermosa con alguien constantemente enderezándote cada pestaña. Siempre fue una gran molestia para mí.

Te quieren sacar los intestinos.

Sin ternura, un hombre es poco interesante.

El glamour es lo que vendo, es mi acción en el comercio.

Hay algo acerca de un soldado americano que no se puedes explicar. Son tan agradecidos por cualquier cosa, incluso que una actriz de películas vaya a verlos.

Se han secado las lágrimas que he llorado sobre Alemania. Me he lavado la cara.

Nunca me ha gustado trabajar en una película.