Citas de John Updike
(página 2)

La celebridad es una máscara que se come a la cara.

Los recuerdos, las impresiones y emociones de los primeros 20 años sobre la tierra son el material principal de la mayoría de los escritores; poco de lo que sucede después es tan rico y resonante.

Las personas son incorregiblemente ellas mismas

Joven o viejo, un escritor envía un libro al mundo, no se envía a sí mismo.

Pensándolo bien, no ubicar a otro artista en la familia Updike.

Nunca me han gustado los cortes de pelo.

Si mi madre no hubiera estado tratando de ser una escritora, no sé si yo lo hubiera pensado.

Me siento viejo sólo cuando veo mis manos o me veo en el espejo.

Parezco tener esta necesidad de pertenecer a alguna iglesia. Me preocupo los domingos por la mañana.

El tema de la vejez no parece fascinar a Hollywood.

No creo que las mujeres son tontas.

La memoria tiene una irregularidad, como si el rollo fotográfico hubiera sido rociado con el revelador en lugar de haber sido inmerso en él.

Mi primera ambición era ser un animador para Walt Disney. Después quería ser un dibujante de historietas para revistas.

Los escritores, tendemos a admirar universalmente, como Beckett, Kafka o TS Eliot, no son muy prolíficos.

Las costumbres y las convicciones cambian; la gente respetable es la última en saber o en reconocer el cambio y son los que más se ofenden por reflexiones frescas de los hechos en el espejo del arte.

Para el momento en que una sociedad se disuelve, ya se ha disuelto.

La existencia en sí no se siente horrible; más bien se siente como un éxtasis que solo tenemos que permanecer quietos para experimentar.

Ahora que tengo sesenta, veo por qué la idea de la sabiduría anciana ha pasado de moda.

Los estadounidenses han sido condicionados a respetar lo novedoso, sin importar lo que les cuesta.

Cualquier actividad se vuelve creativa cuando el autor se preocupa por hacerla bien o mejor.