Citas de Jean Rostand
(página 2)

No debería necesitar un paraíso en el que deba ser privado del derecho a preferir el infierno.

Amar una idea es amarla un poco más de lo que uno debería.

El ideal, sin duda, varía, pero sus enemigos, ay, son siempre los mismos.

No juzgo a un régimen por la crítica condenatoria de la oposición, sino por la alabanza ingenua del partidario.

Los libros que uno ha escrito en el pasado nos tienen dos sorpresas: uno no podría escribirlos otra vez, y no querría.

Debemos vigilar nuestra modestia en la presencia de aquellos que no entienden sus motivos.

Lo menos que se puede decir del poder es que la vocación para él es sospechosa.

Uno debe tomar interés por la situación humana o bien desfilar hacia el vacío.

¿Pensar? ¡Por qué pensar! Disponemos de ordenadores que lo hacen por nosotros.

Uno debe acreditar una hipótesis con todo lo que tiene que ser descubierto para abolirla.

Un hombre no es viejo mientras esté buscando algo.

La verdad siempre la sirven los genios, aunque luchen con ello.

Las teorías pasan. La rana permanece.

Lo divino es quizás esa cualidad en el hombre que le permite soportar la falta de Dios.

Ser adulto es estar solo.

Nada es más admirable que la fortaleza con la que los millonarios toleran las desventajas de su riqueza.

Nunca sientas remordimiento por lo que hayas pensado sobre tu esposa; ella ha pensado en cosas mucho peores sobre ti.

La grandeza, con el fin de obtener el reconocimiento, debe aprobar demasiado a menudo la grandeza del mono.

Reflejar es perturbarse los pensamientos.

Todavía entiendo unas palabras en la vida, pero no creo que formen una oración.