Citas de James Baldwin
(página 3)
Los niños nunca han sido muy buenos para escuchar a sus mayores, pero nunca han fallado en imitarlos.
La paradoja de la educación es precisamente esta — cuando se comienza a tener conciencia uno comienza a analizar la sociedad en la que esta siendo educado.
No se pueden encender fuegos con brasas muertas, ni se puede provocar entusiasmo con hombres sin espíritu. El entusiasmo en nuestro trabajo diario aligera el esfuerzo y convierte inluso el trabajo duro en unas tareas agradables.
Nunca hay tiempo en el futuro en el cual cuadraremos nuestra salvación. El desafío está en el momento; el tiempo es siempre ahora.
La travesía de cada uno es único. Si te enamoras de un chico, te enamoras de un chico. El hecho de que muchos estadounidenses lo consideren una enfermedad, dice más acerca de ellos que sobre la homosexualidad.
El poder del mundo blanco se ve amenazado cada vez que un negro se niega a aceptar las definiciones de dicho mundo.
Ser negro en este país y ser relativamente consciente, es estar en un ataque de ira casi todo el tiempo.
El odio, que puede destruir tanto, nunca ha podido destruir al hombre que odiaba y eso era una ley inmutable.
Yo soy lo que el tiempo, la circunstancia, la historia, han hecho de mí, sin duda, pero también soy, mucho más que eso. Así somos todos.
Es cierto, en cualquier caso, que la ignorancia, aliada con el poder, es el enemigo más feroz que la justicia puede tener.
Parece que se llega a una identidad por el modo en que la persona enfrenta y utiliza su experiencia.
Aquellos que dicen que no se puede hacer, generalmente son interrumpidos por otros que lo han hecho.
El amor nos quita las máscaras sin las cuales tememos no poder vivir, con las que sabemos que no podemos vivir.
Me imagino que uno de los motivos por los que las personas se aferran a sus odios tan tercamente es porque sienten que una vez el odio se ha ido, se verán obligados a lidiar con el dolor.
Amo los Estados Unidos más que cualquier otro país en este mundo, y, precisamente por esta razón, insisto en el derecho de criticarlos perpetuamente.
Las personas que tratan a otras personas como inferior a un humano no deben sorprenderse cuando el pan que han echado a las aguas venga flotando hacia ellos, envenenado.