Citas de James A. Garfield
Un hombre valiente es un hombre que se atreve a mirar al demonio a la cara y decirle que es un demonio.
Lo que le sigue en importancia a la libertad y la justicia es la educación popular, sin la cual ni la libertad ni la justicia puede ser mantenidas permanentemente.
La pobreza es incómoda; pero nueve veces de cada diez lo mejor que le puede pasar a un hombre joven es ser arrojado por la borda y obligado a hundirse o nadar.
Si el poder para realizar un trabajo duro no es una habilidad, es el mejor sustituto posible para ella.
Las ideas son las grandes guerreras del mundo y una guerra que no tiene ideas de fondo es simplemente una brutalidad.
Si las arrugas bien deben ser escritas en nuestras frentes, no dejes que sean escritas sobre el corazón. El espíritu nunca debería envejecer.
Quien controla el volumen del dinero en cualquier país es el amo absoluto de toda industria y comercio.
El servicio civil no pueden instaurarse nunca de manera satisfactoria hasta que no se regule por ley.
El pecado de la esclavitud es uno de los cuales puede decirse que sin el derramamiento de sangre no hay ninguna remisión.
Estoy tratando de hacer dos cosas: Atreverme a ser un radical y no un tonto, lo cual no es una cuestión de pequeña dificultad.
El territorio no es sino el cuerpo de una nación. Las personas que habitan en sus colinas y valles son su alma, su espíritu, su vida.