Citas de Henri Frederic Amiel
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La acción y la fe esclavizan al pensamiento, ambos en busca de no ser inquietados ni incomodados por la reflexión, la crítica y la duda.
El análisis mata la espontaneidad. El grano una vez molido y hecho harina no vuelve a brotar ni a germinar.
En cada mujer que ama hay una sacerdotisa del pasado — una guardiana piadosa de algún afecto, de la cual el objeto ha desaparecido.
El pensamiento es una especie de opio; puede intoxicarnos, mientras todavía estamos completamente despiertos; puede hacer transparentes a las montañas y a todo lo que existe.
La acción es un pensamiento distorsionado; el pensamiento se vuelve concreto, incierto e inconsciente.
Sin pasión el hombre es una mera fuerza latente y una posibilidad, como el pedernal que aguarda el choque del acero antes de poder dar su chispa.