Una vez que te atrape el abrazo de un oso, es propenso a ser para siempre.
De nada sirve llorar sobre las cumbres derramadas.
Un hombre que no confía en nadie es la clase de hombre en quién nadie confía.
Ningún hombre debería perder el sueño por asuntos públicos.
Las tradiciones no significan que los vivos están muertos, sino que los muertos están vivos.
Cuando baja el telón, lo mejor que puede hacer un actor es irse.
Estar vivo en lo más mínimo implica cierto riesgo.