Citas de George Orwell
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La guerra es una forma de romper en pedazos . . . los materiales que bajo otras circunstancias se pudieran utilizar para hacer a las masas demasiado cómodas y . . demasiado inteligentes.
Lo que es gracioso es subversivo, cada broma finalmente, es un pastel de crema... un chiste sucio es una especie de rebelión mental.
El poder no es un medio, es un fin. Uno no establece una dictadura para salvaguardar una revolución; uno hace un revolución para establecer una dictadura.
El intelectual es diferente del hombre ordinario, pero sólo en ciertas áreas de su personalidad y aún entonces no todo el tiempo.
Para un escritor creativo la posesión de la "verdad" es menos importante que la sinceridad emocional.
Parte de la causa de la fealdad de los adultos, en los ojos de un niño, es que el niño generalmente está mirando hacia arriba, y pocas caras se ven en su mejor ángulo cuando son vistas desde abajo.
El católico y el comunista son semejantes en asumir que un opositor no puede ser ni honesto ni inteligente.
También es cierto que uno puede escribir algo no legible a menos que uno se esfuerce constantemente por hacer desaparecer la propia personalidad. La buena prosa es como un cristal de una ventana.
Nosotros los de la clase media que se hunde podemos hundirnos sin más problema en la clase obrera a la cual pertenecemos y probablemente cuando lleguemos allí no será tan terrible como temíamos, ya que después de todo, no tenemos nada que perder.
¿Si has adoptado un credo que parece estar libre de la suciedad común de la política — un credo del que tu mismo no puedes esperar obtener ninguna ventaja material — sin duda eso demuestra que estás en lo correcto?
Sobre todo, los seres humanos quieren ser buenos, pero no demasiado buenos y absolutamente no todo el tiempo.
En nuestra época no existe tal cosa como 'mantenerse fuera de la política'. Todos los problemas son cuestiones políticas, y la política en sí es una masa de mentiras, evasiones, locura, odio y esquizofrenia.
La atmósfera de la ortodoxia siempre es dañina para la prosa, y sobre todo es totalmente arruinadora para la novela, la más anárquica de todas las formas de literatura.
El acto esencial de la guerra es la destrucción, no necesariamente de vidas humanas, sino de los productos del trabajo humano.