Citas de Georg C. Lichtenberg
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El hombre ama la compañía, incluso si es solamente la de una pequeña vela ardiente.

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Un puñado de soldados es siempre mejor que una boca llena de argumentos.

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La enfermedad es el defecto más grande de la humanidad.

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No podemos recordar demasiado a menudo que cuando observamos la naturaleza, y especialmente el orden de la naturaleza, siempre es a nosotros mismos a los que estamos observando.

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La virtud por premeditación no vale mucho.

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Si todo lo demás falla, nada es tan preciso para reconocer el carácter de un hombre como una broma que le cae mal.

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Las mentiras más peligrosas son las verdades ligeramente distorsionadas.

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