Citas de Garrison Keillor
Una chica en bikini es como tener una pistola cargada sobre tu mesa de centro, no tiene nada de malo, pero es difícil dejar de pensar en ello.
El padre de una hija no es más que un rehén de clase superior. Un padre da una cara pétrea a sus hijos, los reprende, sacude sus cornamentas, patas al suelo, resoplidos, les sale corriendo en la maleza, pero cuando su hija pone su brazo sobre su hombro y dice: "Papá, necesito preguntarte algo", el padre es un pedacito de mantequilla en una sartén caliente.
Nada de lo que hagas para los niños es jamás desperdiciado. Ellos parecen no darse cuenta de nosotros, merodeando, evitando nuestros ojos y rara vez dan las gracias, pero lo que hacemos para ellos nunca nunca es desperdiciado.
Un buen periódico nunca es suficientemente bueno pero un pésimo periódico es una alegría para siempre.
Puedo escribir en cualquier lugar. Escribo en los aeropuertos. Escribo en los aviones. He escrito en los asientos traseros de los taxis. Escribo en habitaciones de hotel. Me encantan las habitaciones de hotel. Simplemente escribo donde sea y cuando sea que lo necesite.
No estoy ocupada... una mujer con tres hijos menores de 10 años, no pensaría que mi horario se ve ocupado.
Un ministro tiene que ser capaz de leer un reloj. Al mediodía, es hora de ir casa y poner la carne a la olla y sacar los guisantes del congelador.
Los gatos están diseñados para enseñarnos que existe en la naturaleza cosas que no tienen una función.
Gracias, querido Dios, por ésta buena vida y perdónanos si no la amamos lo suficiente. Gracias por la lluvia. Y por la oportunidad de despertar en tres horas e ir a pescar: Te doy gracias por ello ahora, porque no me sentiré tan agradecido para entonces.
Bienvenidos al Lago Wobegon, donde todas las mujeres son fuertes, todos los hombres son bien parecidos, y todos los niños están por encima del promedio.
El humor tiene que sorprendernos; de lo contrario, no es gracioso. Es una sentencia de muerte para un escritor el ser etiquetado como un humorista porque entonces ya no es una sorpresa.
Eran lujos como el aire acondicionado que provocó la caída del imperio romano. Con el aire acondicionado sus ventanas se cerraron, ellos no podían oír a los bárbaros que venían.
No tengo un gran ojo para el detalle. Dejo espacios en blanco en todas mis historias. Dejo todos los detalles, para que el lector lo llene con algo mejor.