Citas de Felipe Stanhope de Chesterfield

Quien incita a la cólera tiene un fuerte seguro contra la indiferencia.

Las palabras, que son la vestimenta de los pensamientos, sin duda merecen más atención que la ropa, que es sólo la vestimenta de la persona.

Mientras más trabajas, más dispuesto estás a trabajar.

Los jóvenes son propensos a creerse lo suficientemente sabios, así como los borrachos son propensos a pensar que están lo suficientemente sobrios.

Los ricos siempre dan consejos a los pobres, pero los pobres rara vez devuelven el cumplido.

Nunca pospongas hasta mañana lo que puedas hacer hoy.

Los hombres, tanto como las mujeres, son conducidos más a menudo por sus corazones que por sus conocimientos.

Toma el tono de la empresa en la que te encuentras.

Para gobernar a la humanidad, uno no la debe sobrestimar.

El carácter debe mantenerse brillante y limpio.

La mayoría de la gente disfruta de la inferioridad de sus mejores amigos.

El consejo rara vez es bienvenido; y los que más lo quieren siempre quieren menos.

Nuestros prejuicios son nuestras amantes; la razón como mucho es nuestra esposa, que la hemos escuchado muy a menudo, pero le hemos dado importancia raras veces.

La gratitud es una carga sobre nuestra naturaleza imperfecta y estamos pero muy dispuestos a librarnos de ella, o al menos volverla tan ligera como podamos.

Si una vez uno puede atraer el orgullo, el amor, la compasión la ambición de la gente de su lado, no tiene por qué temer lo que su razón pueda hacer contra uno.

Debes fijarte en el interior de las personas, además de ver su aspecto.

Los políticos ni aman ni odian. Es el interés, no el sentimiento, lo que los dirige.

La única paz sólida y duradera entre un hombre y su esposa es, sin duda, la separación.

El recurrirse frecuentemente a la narrativa revela una gran falta de imaginación.

Cualquier afectación en el vestido implica, en mi opinión, un defecto en la comprensión.