Citas de Adam Smith
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No es de la benevolencia del carnicero, el cervecero o el panadero que esperamos nuestra cena, sino de su atención a sus propios intereses.
El trabajo fue el primer premio, la compra original: dinero con el que se pagaba por todas las cosas. No era con oro ni plata, sino con mano de obra que originalmente se compró toda la riqueza del mundo.
El preocuparnos más por otros y menos por nosotros mismos; el dejar a un lado nuestro egoísmo y usar más nuestros afectos benévolos, eso es lo que constituye la perfección de la naturaleza humana.
Ninguna sociedad puede ser floreciente y feliz cuando la mayor parte de sus individuos son pobres y miserables.