Citas de Samuel Taylor Coleridge
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Como arenques y cebollas nuestros vicios son en la mañana después de que los hemos cometido.

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El mejor médico es el más ingenioso inspirador de esperanza.

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Como yo vivo y soy un hombre, esto es un cuento no exagerado, mis sueños se convierten en las sustancias de mi vida.

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Toda simpatía no consistente con la reconocida virtud es solamente egoísmo disfrazado.

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¡Ay! habían sido amigos en la juventud; pero las lenguas susurrantes pueden envenenar la verdad.

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El idioma es la armería de la mente humana y a la vez contiene los trofeos de su pasado y las armas de sus futuras conquistas.

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Nadie hace nada por un solo motivo.

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El deseo de un hombre es para la mujer, pero el deseo de una mujer rara vez es otra cosa que para el deseo del hombre.

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El cristianismo no es una teoría ni especulación, sino una vida; no una filosofía de vida, sino una vida y un proceso vivo.

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La grandeza y la bondad no son los medios sino los fines.

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Los hombres buenos y malos son menos de lo que parecen.

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La simpatía constituye la amistad; pero en el amor existe una especie de antipatía o pasión opuesta. Cada uno se esfuerza por ser el otro, y los dos juntos conforman el todo.

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Sentenciar a un hombre de verdadera genialidad, a la pesadez de una escuela es como poner un caballo de carreras en una cinta rodante.

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