Citas de Pablo VI

De todas las actividades humanas, el hombre escuchar a Dios es el acto supremo de su razonamiento y voluntad.

Un hoyuelo en la barbilla, el diablo dentro.

La sociedad tecnológica ha tenido éxito en multiplicar las oportunidades para el placer, pero tiene gran dificultad para generar alegría.

Conocí a cien hombres que iban a Delhi y todos son mis hermanos.

Toda vida exige lucha. Aquellos a los que se les da todo se vuelven vagos, egoístas e insensible a los verdaderos valores de la vida. El trabajo muy duro con empeño que tan continuamente tratamos de evitar es el cemento principal de la persona que somos hoy.

Nunca des consejos en una multitud.

¿Hay recuerdos dejados que están a salvo de las garras de aniversarios falsos?

La ira es como una piedra arrojada hacia un avispero.

Alguien debería decirnos, al comienzo de nuestras vidas, que nos estamos muriendo. Entonces podríamos vivir la vida al límite, cada minuto de cada día. ¡Hazlo! Digo yo. Lo que quieras hacer, hazlo ahora! Hay solamente tantos mañanas.

Cada madre es como Moses. Ella no entra en la tierra prometida. Ella prepara un mundo que no va a ver.

Nada le hace a uno sentirse tan fuerte como una llamada de socorro.

¡No más guerra! ¡Nunca más la guerra! Si desean ser hermanos, dejen caer sus armas.

Nunca extiendas tu mano a menos que estés dispuesto a extender un brazo.

Piensa en cuantas vidas inocentes se alegraron por las ardientes indiscreciones de otras personas.

Mientras más viejo el violinista más dulce la melodía.

Si quieres paz, trabaja para la justicia.

La obra de arte, al igual que cualquier fragmento de la vida humana considerada en su significado más profundo, me parece carente de valor si no ofrece la dureza, la rigidez, la regularidad, el brillo en cada faceta interior y exterior, del cristal.