Citas de Niccolo Machiavelli
(página 3)
El primer método para medir la inteligencia de un gobernante es mirar a los hombres que tiene a su alrededor.
La guerra debe ser el único estudio de un príncipe. Debería considerar la paz solo como un momento de descanso, que le da tranquilidad para idear, y le equipa con la capacidad de ejecutar planes militares.
Cuando desarmas a las personas, comienzas a ofenderlas y demuestras que no confías en ellas, ya sea por cobardía o por falta de confianza, y ambas opiniones generan odio.
Los hombres deben ser ya sea consentidos o completamente destruidos, ya que si simplemente los ofendes toman venganza, pero si los lastimas mucho son incapaces de tomar represalias, por lo que el daño hecho a un hombre debe ser tal que la venganza no pueda ser temida.
Es necesario que quien expone un estado y arregla las leyes, presuponer que todos los hombres son malos y que siempre van a actuar de acuerdo con la maldad de sus espíritus cuando tienen libertad de acción.
La naturaleza que nos hizo de cuatro elementos, luchando dentro de nuestros pechos para que haya orden, nos enseña a tener mentes con aspiraciones.
Prospera aquel que adapta su política a los tiempos que corren, y del mismo modo no prospera el que cuya política choca con las exigencias de los tiempos.
Los hombres son tan simples y ceden tan fácilmente a los deseos del momento que el que engaña siempre encontrará otro que sufrirá el ser engañados.
El deseo de adquirir más es sin duda una cosa muy natural y común; y cuando los hombres tienen éxito en esto son siempre elogiados y no condenados. Pero cuando carecen de la capacidad de hacerlo y todavía quieren más adquirir a toda costa, merecen una condena por sus errores.
La guerra es justa solo cuando es necesaria; las armas son permisibles cuando no hay ninguna esperanza salvo en ellas.