El boxeo es una celebración de la religión perdida de la masculinidad, más mordaz por su abandono.
Las sobrecubiertas son siempre algo de un enigma para mí.
El boxeo se ha convertido en el teatro trágico de los Estados Unidos.
Mis modelos a seguir no tenían hijos: Virginia Woolf, Jane Austen, George Eliot, el Brontes.