Citas de Benedicto XVI
El celibato no es una cuestión de obligación. Alguien es aceptado como sacerdote sólo cuando lo hace por su propia voluntad.
Estamos avanzando hacia una dictadura del relativismo que no reconoce nada en cuanto a algunos y que tiene como su meta más alta el ego propio y los deseos de uno mismo.
El hecho de que el Señor puede trabajar y actuar incluso con insuficientes medios me consuela, y sobre todo me encomiendo a tus oraciones.
Los estándares de conducta apropiados para una sociedad civil, o las obras de una democracia no pueden ser pura y simplemente aplicados a la Iglesia.
Queridos hermanos y hermanas, después del gran Papa Juan Pablo II, los cardenales me han elegido a mí — un simple y humilde trabajador en la viña del Señor.
El simple laicismo permite la libertad religiosa. El estado no impone la religión sino mas bien le da espacio con responsabilidad hacia la sociedad civil, y esto permite, por lo tanto, que estas religiones sean factores en la construcción de la sociedad.
Podemos aprender de él que el sufrimiento y el don de sí mismo es un regalo esencial que necesitamos en nuestro tiempo.
El nuevo Papa sabe que su tarea es hacer que la luz de Cristo brille ante los hombres y mujeres del mundo — no su propia luz, sino la de Cristo.
Quisiera que todos se sientan amados por el Dios que dio a su hijo por nosotros y nos mostró su amor incondicional. Quiero que todos sientan la alegría de ser cristiano.
El Señor ha puesto a mi lado a muchas personas que, con generosidad y amor a Dios y la iglesia, me han ayudado y han estado cerca de mí.
No todos los asuntos morales tienen el mismo peso moral que el aborto y la eutanasia. Puede haber una diversidad legítima de opinión incluso entre los católicos acerca de librar guerras y aplicar la pena de muerte, pero no... en relación al aborto y a la eutanasia.
Los derechos humanos deben incluir, por supuesto, el derecho a la libertad religiosa, la cual se entiende como la expresión de una dimensión que es a su vez individual y comunitaria — una visión que resalta la unidad de la persona mientras que distingue claramente entre la dimensión de ciudadano y la de creyente.
La libertad no es liberalismo, ni arbitrariedad, pero está conectada; está condicionada por los grandes valores de amor y solidaridad y en general por el bien.
